Descripción Valongo

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La creación del municipio de Valongo se remonta al año 1836 y se produce en el contexto de la reforma administrativa del país, incluida en el reinado de D. María II. Sin embargo, la ocupación humana de esta región es anterior a la romanización.

Con un área de 75.12 kilómetros cuadrados y alrededor de 100 mil habitantes, donde las ciudades de Alfena, Ermesinde y Valongo viven juntas con las ciudades de Campo y Sobrado, el Municipio de Valongo tiene una ubicación estratégica en la región costera del norte de Portugal. El municipio está atravesado por carreteras y ferrocarriles, que lo ubican a solo minutos del aeropuerto Francisco Sá Carneiro y el puerto de Leixões.

Descubrir Valongo es disfrutar de un lugar que la Naturaleza ha respirado con riquezas únicas, distribuidas por geología, fauna y flora, que el Hombre supo explorar, creando un paisaje único, donde se destacan la Serra de Santa Justa y Pias, integradas en la Red Natura 2000 y que forman parte del Parque das Serras do Porto.

El condado está marcado durante todo el año por fiestas, peregrinaciones y ferias destinadas a revivir las marcas de identidad locales, donde se puede apreciar la Regueifa y el Biscoito, la artesanía de tiza y los juguetes tradicionales de madera y placa.
También es en Valongo donde tiene lugar uno de los eventos culturales más genuinos de Portugal: la Festa da Bugiada e Mouriscada, que se celebra todos los años el día de S. João, el 24 de junio.

Valongo era un lugar muy importante para los romanos, porque fue allí donde se establecieron minas de oro, trabajadas por esclavos, que después de ser liberados, se mezclaron con la población local.

Fueron las minas las que iniciaron el desarrollo económico de esta región, pero pronto otras áreas, como la industria y el comercio, cobraron gran importancia, lo que llevó al aumento de la población en Valongo.

Un ejemplo es la industria de la panadería, que hasta hoy tiene un gran impacto en la economía local y nos presenta delicias auténticas, como: galletas tradicionales, budín de pan, sopas secas y los Postres Blancos de Sobrado.

No se puede olvidar probar los vinos verdes locales, naturalmente ligeros y frescos.